sábado, 1 de abril de 2017

¡¡GRANADILLA ANTE EL CAMBIO CLIMATICO!!







Granadilla de Abona, un municipio del sur de Tenerife limítrofe con Vilaflor, San Miguel y Arico, ha sido durante su historia contemporánea uno de los municipios más influyentes del sur de la isla, donde su orografía presenta lugares emblemáticos como el paisaje lunar en sus cumbres y la playa de la Tejita en sus costas hace que sus características paisajísticas lo hagan un municipio preferente para los turistas que visitan las islas.

El desarrollo de Granadilla en los últimos años ha sido excepcional y próspero en especial en las vertientes de población (40.862 habitantes) como en el comercial e industrial, donde se puede destacar como referente la zona de San Isidro como una de la más significativa con la cercanía a su núcleo urbano del aeropuerto Reina Sofía y el futuro puerto del sur de Tenerife.

Granadilla posee en sus medianías y costas tierras de labor, donde predomina el cultivo de regadío en la costa y de secano en las medianías, siendo los cultivos más significativos el tomate, plátano, hortalizas, vid y papas.



La importancia de Granadilla a corto medio plazo dada su posición estratégica demanda una planificación de sostenibilidad y desarrollo de sus recursos primarios en un futuro próximo. En esta ocasión retomare como eje de este escrito el agua en el municipio y el cambio climático que se está produciendo a nivel global, ya que siendo un bien primordial y prioritario para todo buen desarrollo y bienestar futuro de toda sociedad y sus ciudadanos.

En los últimos años el municipio se ha sumado a la corriente de acción de otros en la creación de infraestructuras vinculadas a la potabilización del agua del mar (desaladoras) para mitigar las grandes demandas del preciado elemento necesario para la población, la industria, agricultura y servicios varios del municipio.

La desoladora construida en el municipio según datos vertidos se encargara de suministrar a los habitantes de Arico, Granadilla, San Miguel y Arona, su posición estratégica en el polígono industrial del municipio  la hace viable para realizar tal labor. 

Abarcando la extensión de 18.000 metros cuadrados y un volumen de tratamiento de 14.000 metros cúbicos/día, con posibilidades de ampliación a 21.000 en una segunda fase y hasta 42.000 en un futuro, ha supuesto una inversión de 17,54 millones de euros con obras complementarias de conducciones por un importe de 7,8 millones de euros, que según estudios liberara recursos hídricos para su uso agrícola en las medianías.


Esta iniciativa a primera vista supondrá un beneficio para el conjunto de la sociedad de los municipios implicados, pero con un coste económico en gasto eléctrico inconmensurable en la elevación de las aguas hasta un gran depósito de 10.000 metros cúbicos a la cota 203 y su posterior distribución a San Isidro y Arico cuestiona y hace presumir que a medio largo plazo el gasto que derivara será tremendamente elevado para los usuarios de la instalación, hasta que según declaraciones de las diferentes entidades involucradas se instalen equipos de energía renovables-fotovoltaica y eólica que producirán en el futuro la gran parte de la energía necesaria que consumirá la planta desoladora. 


Esta iniciativa para que sea efectiva tendrá que ser complementada en un corto plazo con otras de costo menor pero igualmente efectivas para la obtención, almacenamiento y distribución de aguas en el municipio, ya que según estudios la magnitud de los impactos humanos sobre los equilibrios terrestres se ha incrementado de manera notable en las últimas décadas, por lo que se ha producido una nueva era geológica (Steffen et al., 2011).

Está demostrado que los mayores desequilibrios reflejados en el cambio climático es el producido por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en especial el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), que retienen la radiación procedente de la tierra con el consecuente incremento de la temperatura de la atmosfera.

Esta situación hace que España sea uno de los países más vulnerable al cambio climático dentro de la Unión Europea. Según expertos conllevan a un descenso de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas, lo que obviamente desencadenara a una disminución de los recursos hídricos.



Teniendo en cuenta estos datos y el consumo humano del agua en el país la reducción de las precipitaciones será más acusada en Canarias y el Sur de la península, por lo que tomar medidas paralelas a la simple construcción de desaladoras es una prioridad que deben adoptar tanto Granadilla como los diferentes municipios que componen la orografía de los lugares afectados por el cambio climático.



La creación de infraestructuras de menor coste pero de máximo beneficio en la recolección y almacenamiento de aguas, deberá ser en un futuro cercano la piedra de choque que Granadilla debe acometer para contrarrestar la situación ambiental que se avecina cuyo efecto producirá  un merme significativo en las capacidades de las cuencas hidrográficas en Canarias.

En la actualidad esta situación es presente, ya que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX se produjo una reducción significativa en las cuencas hidrográficas de hasta un 20% a causa del descenso de las precipitaciones medias anuales y la sobre explotación de los recursos hídricos (Lorenzo-La Cruz et al., 2012).




Esta merma hídrica repercutirá de forma directa no solo en el consumo agrícola sino en el consumo humano de agua potable. Otro efecto negativo que repercutirá en los municipios afectados si no se toman medidas será el incremento de lluvias torrenciales que agravaran ya de por si las altas tasas de erosión existentes en los municipios afectados por estos cambios climáticos con el arrastre de materias orgánicas esenciales para la fertilidad del suelo apto para el cultivo, ¡¡cada día mas escaso!! 

Estas situaciones acarrearan complementariamente un mayor índice de plagas y expansión de plantas adventicias (malas hierbas) en las zonas aptas para el cultivo.

Teniendo en cuenta la constitución de Granadilla en su zona de medianías donde predomina el cultivo de secano, las reducciones paulatinas en la disponibilidad de aguas (incrementando su precio) sumado al aumento de las precipitaciones, reducirán en demasía el agua disponible para el cultivo característico de la medianía.


Esta situación descrita obliga a una anticipación en la creación de medidas de mitigación y adaptación que contrarresten en el futuro inmediato tan adversa situación para Granadilla, Canarias y España.

Estudios realizados por expertos demuestran que existen medidas para hacer frente al cambio climático que nos espera siendo las más significativas y efectivas las medidas de mitigación y las de adaptación, ¡¡ambas son imprescindibles en la actualidad para contrarrestar esta adversidad!!

Las primeras están enfocadas a la reducción de emisiones GEI, mientras que las segundas adoptan acciones para minimizar los impactos y vulnerabilidades de los cultivos ante el cambio climático.

Las medidas expuestas están enfocadas a reducir la vulnerabilidad del sector agropecuario frente al impacto del cambio climático, mediante la mejora de la capacidad adaptativa.

Es un hecho que la adaptación a estos cambios es difícil para los pequeños agricultores de nuestro municipio, en parte por las limitaciones técnicas y accesos a los recursos necesarios para afrontar este cambio. Sin embargo adaptando y asesorando a los agricultores con prácticas agronómicas de la tradición popular incluidas en la agroecología, como los pluricultivos y adoptar la aplicación de insumos orgánicos al igual que las rotaciones de cultivos aportaría oportunidades de adaptación a los impactos del cambio a los agricultores.



CONCLUSION:

Granadilla de Abona desde sus administraciones locales debe ser consciente de la importancia actual de adaptación, capacitación y ejecución de medidas enfocadas a contrarrestar ¡¡desde ya!! Las carencias acuíferas a las que nos veremos sometidos en un corto espacio de tiempo, y aunque la creación de desaladoras es un factor importante para mitigar estos cambios, no servirán de nada si no se adoptan medidas paralelas que incrementen la adaptación a los cambios climáticos que están por venir.



ANDRES GONZALEZ





FUENTES CONSULTADAS: