Las islas
Canarias son conocidas desde la antigüedad con el nombre de islas Afortunadas
por su clima y generosidad de la tierra. Durante el medievo se olvidó su
existencia hasta su redescubrimiento en 1312 por el marino genovés Lanceloto Malocello
quien desembarco en la isla que lleva su nombre “Lanzarote”.
Actualmente
en Canarias no existen ríos, sin embargo existen algunos pequeños cursos de
agua y arroyos de forma permanente en La Palma, La Gomera y Tenerife. Sus
corrientes de agua son esporádicas y sus cauces se encuentran en el fondo de
los barrancos debido a la permeabilidad del terreno y la escasez de
precipitaciones en algunas zonas.
Hasta fechas
recientes con excepción de Fuerteventura, Lanzarote y El Hierro, en todas las
islas se encontraban una cantidad de arroyos permanentes, estos arroyos han
disminuido con el paso del tiempo por la necesidad de captación de agua de
consumo.
En Canarias
las aguas son mayormente subterráneas ya que los materiales volcánicos en la mayoría
de su orografía son permeables lo que hacía que el principal modo de explotación
sean los pozos y galerías. La construcción de pantanos para el aprovechamiento
de las aguas superficiales no ha sido muy popular ya que las aguas son
irregulares y el terreno es demasiado permeable.
A partir de
mitad del siglo XX se comienza la inversión
pública en los recursos hídricos de nuestras islas. Estas inversiones se
inician con la construcción de presas y embalses donde era hipotéticamente posible.
Posteriormente siguió la construcción de plantas de desalinización del agua de
mar para abastecimiento urbano y con depuradoras de aguas residuales con intención
de reutilización agrícola. Las inversiones públicas realizadas han cambiado de
forma visible el aprovechamiento hídrico, ya que presentaba problemas de sobreexplotación
por no haber margen de recuperación de
los depósitos acuíferos explotados con la metodología de extracción anterior.
Las
iniciativas de la Administración en la explotación del agua han sufrido en los últimos
tiempos desviaciones y desaceleraciones muy negativas, lo que ha contribuido a
la esterilidad de nuevos conocimientos por parte de los administradores del
agua. Esta desaceleración ha dado como resultado una gestión del agua muy por
debajo de los niveles deseados y esperados.
La gran
experiencia científica en el sector acuífero que posee Canarias ha sido desaprovechada continuamente por las políticas
pobres y erráticas aplicadas por el
Gobierno de Canarias a este importante y vital sector de nuestras islas. Las causas
más comunes que han desembocado en estas políticas infructuosas son leyes
inteligibles y contradictorias hacia el sector que tienen como origen los
partidismos, exclusividades y una mala información de los medios en muchas
ocasiones con intenciones retorcidas.
Los recursos
hídricos de Canarias necesitan
reimpulsarse de forma urgente con nuevos impulsos y renovaciones que quizás deban
de llegar de la mano de las instituciones europeas junto con una participación pública
seria, constante y cabal.
Es necesario
reconducir la conciencia de los canarios, en especial los residentes en zonas
urbanas de la gran importancia del agua subterránea de Canarias y la problemática
energética, económica y social que acarrea su mala gestión y administración.
Tengamos en
cuenta que la media anual de precipitaciones en todo el Archipiélago es de unos
324 mm, esas precipitaciones en su mayor parte no es almacenada por la gran
deficiencia de charcas, estanques, presas y embalses que existen en la
actualidad en las islas cuyos porcentajes por islas en el año 2000 era de:
“Estos datos
son hipotéticos ya que la gran mayoría de ellos en la actualidad se encuentran
abandonados”
El gobierno
de Canarias a través de sus diferentes gobiernos ha optado por una política deficiente
y poco previsora para resolver la deficiencia de agua que tenemos en la actualidad
con la construcción indiscriminada de desoladoras, aunque a corto medio plazo
la solución es palpable a largo plazo los costos que acarrearan serán tremendamente
superiores a lo informado, en especial por el desequilibrio que supone no
mantener la armonía entre lo moderno y lo tradicional.
Recordemos
que en las islas con excepción de Fuerteventura y Lanzarote “su terreno no es
propicio” los embalses y presas existentes utilizadas para el almacenamiento
del agua son significativamente inferiores a lo necesario para la obtención de
unas reservas acuíferas importantes. Con esto no se quiere decir que los
embalses sean la solución al igual que los pozos y galerías.
El 80% de
los recursos hídricos proceden del subsuelo por lo tanto no se debe de
abandonar totalmente la explotación acuífera subterránea al igual que no se
deben abandonar las innumerables estructuras hídricas tradicionales embalses,
presas, balsas, tajeas… de nuestra geografía por creer entender que las nuevas tecnologías
son la solución, la armonía es la base de todo buen funcionamiento, este
grabado lo demuestra:
No se puede
permitir que cada año cantidades ingentes de agua sean vertidas al mar tanto
por las lluvias como por los encargados de administrar el agua solamente por
tener sobreproducción del preciado líquido cuando se podrían tener todos los
estanques y balsas habilitados para acoger toda esa agua sobrante en tiempos de
lluvia abundante.
Tampoco se
puede permitir aunque se viva del turismo la construcción de complejos innecesarios
como los campos de golf, un ejemplo claro de desequilibrio en este sentido lo
tenemos en Tenerife donde existen la friolera cantidad de 6 campos de golf queriéndolos
aumentar hasta un total de 14.
¡¡Es necesario
una eficaz gestión del uso y la extracción del agua para que toda la población de
Canarias disponga de agua de calidad!!
¡¡Es
necesario asegurar el suministro de agua con la construcción de embalses, el
transporte por sistemas de tuberías y canales y la extracción del agua subterránea
y no solo con desoladoras!!
¡¡Es
necesario que el Gobierno de Canarias tome las medidas oportunas para conseguir
un equilibrio sostenido y eficiente con la problemática que acarrea el déficit de
agua en Canarias!!
“El derecho humano al agua es el
derecho de todos y todas a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible
y asequible para el uso personal y doméstico”
Andrés González.
Fuentes consultadas:
http://climaimpacto.eu/wp-content/uploads/2012/10/22_CALIDAD_DEL_AGUA_20102012.pdf
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